OPINIÓN | Pollitos de colores – Blanca Rugarcía
Los “pollitos” los pintan, se venden baratos, se compran por gusto y se desechan cuando dejan de ser “bonitos” o se mueren.
Así tratan los grupos delictivos a los niños: como piezas de reemplazo. No hay nombre, ni historia, ni sueños: sólo utilidad.












