En México, la simulación política ha alcanzado niveles alarmantes. Los recientes acontecimientos reflejan cómo las autoridades priorizan la imagen sobre soluciones reales, dejando a la ciudadanía en un estado de indefensión y desamparo.
La reciente visita de la presidentA Claudia Sheinbaum para “sanear” el río Atoyac fue todo un espectáculo…, pero de comedia.
Días antes de su llegada, se organizó una apresurada jornada de limpieza en la que trabajadores de gobierno, autoridades locales, entre otros se sumaron a los “trabajos”.
Equipados con maquinaria pesada, realizaron labores de recolección de basura y desazolve, exponiendo a los participantes a residuos potencialmente tóxicos. ¿La razón? Que el escenario luciera “limpio” para la foto oficial.
Lo curioso (y preocupante) es que estudios han identificado 104 contaminantes en el río, de los cuales solo 22 están regulados por la normativa vigente (UNAM, 2023). Pero claro, en la imagen todo parecía perfecto, aunque en la vida real el Atoyac sigue siendo una cloaca con certificado oficial.
El Centro Fray Julián Garcés Derechos Humanos y Desarrollo Local A.C. La directora de este centro, Alejandra Méndez, calificó como una “burla” y “falta de respeto” para los pueblos el arranque de la Restauración del Río Atoyac.
Mientras Claudia Sheinbaum sonreía para la cámara, declarando que tememos una gran GobernadorA. La inseguridad en Tlaxcala seguía en aumento; cerca de San Pablo del Monte, se descubrió un cuerpo desmembrado en un terreno baldío: un hombre de entre 30 y 35 años cuyos restos estaban repartidos en bolsas negras. Piernas, cabeza y tórax por separado; un hallazgo macabro que evidencia la creciente violencia en la región.
Pero eso no es todo, el 21 de marzo, en el barrio de Xitototla, municipio de Zacatelco, policías estatales fueron despojados de sus armas y equipo de comunicación por un grupo armado.
¿Y qué respaldo reciben esos policías? No la suficiente, no hay chalecos antibalas decentes, tienen que comprar sus propias municiones, y ni un salario que justifique el riesgo. Lo más indignante es que después de eventos violentos, algunos terminan con crisis de ansiedad debido a las pésimas condiciones en las que trabajan, pero claro, para esos problemas no hubo operativos ni simulacros que ocultaran la realidad.
Y si pensaban que esto no podía empeorar…
La senadora Andrea Chávez, decidió que el mejor uso del dinero público es en caravanas de salud rotuladas con su cara y nombre, porque, al parecer, curar enfermedades no es suficiente. También, hay que saber quién te hizo el favor.
Estas unidades, propiedad de la empresa F. Medical, pertenecen a Fernando Padilla Farfán, empresario cercano a Adán Augusto López Hernández, exsecretario de Gobernación y actual coordinador de Morena en el Senado.
¿El costo de esta caravana de autopromoción? Aproximadamente 10 millones de pesos al mes por unidad, según contratos similares que gobiernos estatales han firmado con F. Medical (Proceso).
¿Y de dónde salió ese dinero? Esa es la gran pregunta. Mientras tanto, en los hospitales siguen faltando medicamentos esenciales, pero claro, los hospitales no llevan la cara de Andrea Chávez impresa, así que no resultan tan “rentables”.
Y si creían que ya habíamos tocado fondo…
En Jalisco, las madres buscadoras encontraron el rancho Izaguirre en Teuchitlán, utilizado como centro de exterminio por el crimen organizado. Hallaron alrededor de 200 pares de zapatos, decenas de mochilas y objetos personales que evidencian las atrocidades cometidas en el lugar.
¿Y cómo reaccionaron las autoridades? En vez de apoyar, se dedicaron a desprestigiarlas.
La presidenta Sheinbaum calificó sus hallazgos como “politiquería”, mientras que el diputado Gerardo Fernández Noroña insinuó que los objetos encontrados podrían no pertenecer a los desaparecidos.
Para colmo, el Cártel Jalisco Nueva Generación difundió un video negando su implicación y cuestionando la veracidad de las denuncias de las buscadoras. ¿Ahora resulta que los criminales se volvieron expertos en relaciones públicas?
Conclusión:
La política en este país se ha convertido en un show mediático. Se prefiere gastar millones en propaganda disfrazada de “apoyo social” mientras las necesidades reales siguen siendo ignoradas.
Que no nos engañen. No basta con recoger basura para “limpiar” el Atoyac, ni con regalar dádivas para “resolver” la pobreza. México necesita soluciones reales, no shows mediáticos que solo buscan vendernos una mentiras.